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Casa Club Real Federación Española de Golf

martes, 31 de julio de 2012

 Todavía estoy en los prolegómenos y soy neófita, de lo que en el futuro, me descubriría una bola de golf; fue un mundo de sorpresas inimaginables.

 La primera vez, que @l novat@ pisa un campo de golf, lo último que imagina, es que las bolas le pueden tener manía. Y, si no le tienen manía, lo parece.

 Lo mejor, cuando se empieza a practicar este deporte, es escuchar, que no oir, al profesor. Las recomendaciones, que dá son de lógica aplastante; y, algunas, las repite como un mantra.

 La primera y más importante, es que, la calidad de las bolas, es absolutamente indiferente. Las hay de muchas clases y colores. Y, además, la mayoría de ellas tienen ideas propias. La más importante: suelen escupir hacia arriba, cuando el novato, intenta levantarlas del suelo.

miércoles, 18 de julio de 2012

 Sería muy mala, si no hablase del Club de Golf Bonmont. El lugar dónde recibí el "bautismo" como golfista. El día era como para disuadir a cualquiera. Ventoso,como sólo puede serlo, en la zona del Delta del Ebro; cuando viento de 120km/h puede tumbar, camiones de seis ruedas, cargados hasta la bandera.
Carrefour Reus

 Descubrí "Bonmont", como cariñosamente le llamamos algun@s, por casualidad. Una tarde - que tenía un horroroso dolor de cabeza- y que, por decreto, tenía que ir al Carrefur(entonces llamado PRYCA), tuve que frenar en seco, en un semáforo en rojo, que hay una manzana antes de llegar.

 Mientras espera a verde, apoyé ambas manos en el volante y, mi frente, encima de allas. Un claxonazo, me hizo levantar la cabeza de un respingo.Y, entonces, ví una pancarta, que detrás del semaforo, hacía publicidad del Club. Un relámpago cruzó mi cabeza:"¡qué le dé por ahí a la cena!" Sigo hasta Montroig del Camp, y me doy un paseo por ese lugar, que parece tan maravilloso. 
Pensado y hecho.

 El profesor que nos iba a bautizar, nos citó un domingo de noviembre, gris y frío, adobado con un viento (como mínimo de 120 km/h.) que nos azotaba la cara y la mano sin guante, llevándolas a un color gris amoratado, tipo berengena.